Contrastes y miradas de un día común


"He aquí mi secreto. Es muy simple: no se ve bien sino con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos... 
Mi vida es algo aburrida...Pero, si me domesticas, mi vida se llenará de sol. Conoceré un ruido de pasos que será diferente de todos los otros. Los otros pasos me hacen esconder bajo la tierra. El tuyo me llamará fuera de la madriguera, como una música. Y además, ¡mira! ¿Ves, allá, los campos de trigo? Yo no como pan. Para mí el trigo es inútil. Los campos de trigo no me recuerdan nada. ¡Es bien triste! Pero tú tienes cabellos color de oro. Cuando me hayas domesticado, ¡será maravilloso! El trigo dorado será un recuerdo de ti. Y amaré el ruido del viento en el trigo"
 -Antoine de Saint-Exupery, El principito-

     Algunas personas caminan los días de la vida sin ver más que la próxima baldosa que tienen delante, mientras otros miran tan profundo en cada detalles que provocan a la incomodidad... Pero es tan corta la vida para que nos pase desapercibida...
     En la mañana bajo cero contemplo la belleza de la fuente del legendario Paseo Sobremonte desde el Palacio de Tribunales. El largo rato en que espero al abogado aprovecho para enriquecer mi biblioteca del alma con los contrastes de un día cualquiera. La belleza del agua en la fuente y una enredadera fuertemente roja tienen su contrapunto en el suelo gris y seco de invierno. Mi alma cansada de juicios e inviernos cruza cortando el aire helado y cobra fuerza en el agua que salta alegre ignorando el frio.
Camino por el bellísimo hall del palacio de justicia, donde se firman y homologan tantas injusticias... y la figura de los contrastes que presenta el día se acentúa en mi ánimo. Entonces decido que seguiré cultivando la esperanza de ese tiempo que un día vendrá, donde el sol de justicia brillará sin frio, y sin contrastes injustos.Y me atrevo a mirar más allá de lo mío.
     Alterno mi mirada entre las decenas de personas que entran y salen asistiendo a las audiencias y las increibles tallas del techo y los pasillos. La mano de los artistas que cincelaron tanta belleza me subyuga y por un momento puedo evadirme del porqué estoy allí. Observo a las personas, nadie mira nada. Si el video del famoso violinista Joshua Bell tocando a Bach de incógnito en el metro  con un Stradivarius que vale más de tres millones de dolares, hoy tocaría aquí; seguro tampoco nadie lo escucharía, con extrema suerte tal vez alguno...
     Los abogados pasan rapidamente atentos solo a sus celulares, los cuento: uno, dos, veinte, ciento cincuenta y cuatro, todos igual. Los estudiantes y secretarios de juzgado tampoco miran nada, pasan con sus pilas de carpetas  bromeando entre ellos.
El majestuoso hall de marmol  con su bóveda increible y sus columnas como guardianes centenarios no cosechan ni una mirada. Tampoco los jardines de las galerias alrededor.  Las camino desiertas y bellas, disfrutando el silencio
Aspiro el aroma a ética y leyes mientras me lleno de la armonía de las formas... entonces veo al policia, seguro que él al menos mirará algo. Pero no, convenientemente apoyado en un radiador de la calefacción central, mientras recorro los pasillo sigos viéndolo ocupado en su celular.
     Cada día, hay cosas por ver, por aprender, por abrir, por amar, por cuidar, por apreciar. La vida es demasiado corta para que nos pase desapercibida.
Si tu tiempo es el dolor, abrázalo; y si es la alegría, ríe hasta que ya ni puedas. Si tu tiempo es la confusión espera sabiendo que la certeza vendrá si la buscas; y si algo sabes, haz algo por ello. Si te toca aprender sé diligente en estudiar, si te toca enseñar sé humilde sabiendo que todos los días las situaciones cambian de lugar. Todo tiene su tiempo bajo el sol dice Eclesiastés. Cualquiera sea tu tiempo hoy, aprovéchalo, porque este día nunca se repetirá. Y mantén la expectativa alta. Porque cada día, todo es hecho nuevo.
     Salgo a caminar el mediodía ya tibio de sol, y mientras tomo el omnibus que viene normalmente sucio y lleno de gente apretujada me siento extrañamente privilegiada. Desde la ventanilla veo un lujoso auto donde un hombre discapacitado se encarama, cierra la puerta y lo veo... casi puedo escuchar un suspiro resignado mientras se inclina sobre el volante con gesto de desaliento y se queda allí. El mundo suele ser un lugar hostil para muchos, y me alegra haber elegido ayudarlos, y que Dios me regale el poder abrir no solo mis ojos físicos sino los del corazón, y ver.
     Cruzando hacia el río no quiero perderme un detalle, las tipas aún estan verdes y los palos borrachos florecen dejando caer sus enormes flores que la gente esquiva protestando. Cada día un Dios generoso dispone cosas nuevas para que podamos apreciarlas,  y a menudo ni vemos el rostro de quienes amamos para percatarnos de sus cambios.
Piensa un momento, tal vez todo lo que hoy ha llegado a tu vida, o ha desfilado frente a tus ojos sin que siquiera lo vieras... Tal vez solo fue puesto allí para tí.  Cada hoja que se abre o cae, cada rostro que llega a nuestra visión nos habla del insondable y profundo Amor que sostiene el mundo. Todo tiene un lneguaje que nos habla, y a veces hasta nos canta, pero solo podremos apreciarlo si abrimos los sentidos de nuestro interior y nos atrevemos a mirar más profundo.


Texto: Edith Gero
Imagen: Paseo Sobremonte, por Edith
Ver video: Joshua Bell tocando en el metro.
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